jueves, 12 de agosto de 2010

Las escuchas de Ortiz y Tote empiezan a oler

El tema de las escuchas del Hércules ya empieza a alargarse demasiado. Lo último es que la Audiencia de Alicante niega las escuchas al Consejo Superior de Deportes ya que supondría violar el derecho a la intimidad.

No creo que sea tanto problema investigar si la compra de partidos fue real o no, y en ese caso actuar en consecuencia con los culpables. Por mucho que se quiera al Hércules no hay que negar la evidencia de que es raro lo de las escuchas, y si es verdad no hay que hacer otra cosa que señalar a los que han cometido ese delito, según parece Ortiz y Tote, y acatar la sentencia.

Que nadie se confunda, aquí nadie tiene nada contra el Hércules, y si resulta que es verdad y el equipo es descendido, las únicas iras han de ir dirigidas a Tote y Ortiz, porque habrán sido ellos los que han provocado esto, y no la prensa ni los políticos, como sugiere Tote.

Aunque claro, tampoco tendría por qué ser descendido. Pocas veces he estado de acuerdo con esa medida porque el club es descendido y los verdaderos culpables, los gestores, se van de rositas mientras que los aficionados se quedan con la condena de vivir otro año en segunda sin haber hecho nada más que animar a un equipo que podría haber subido a Primera sin ningún tipo de problema ni necesidad de comprar partidos.

Por lo tanto, si es verdad lo que ha pasado, creo que habría que arrebatar las acciones a Enrique Ortiz sin ningún tipo de compensación, y los jugadores implicados deberían ser inhabilitados de por vida para la práctica deportiva.

1 comentario:

  1. Estoy contigo en que solamente los culpables deberían pagar los platos rotos. Personalmente a mí Tote me pone de los nervios. Es el típico jugador don nadie, chulito, prepotente y lleno de tatuajes que se cree un Dios. Me hizo gracia cuando dijo que los culpables pagasen, cuando era él la principal marioneta de Ortiz.

    Es una lástima para la ciudad de Alicante y para el Hércules dar la imagen que está dando para toda España, de verdad. Un saludo.

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