Cada uno pasó la horas de vuelo como pudo. Alguno viendo películas con el ordenador, otros intentando descansar y otros de juerga. Los fiesteros estaban encabezados como no, por Pepe Reina, dirigiendo un miniconga encabezada por Villa para despertar a todo el avión. Pepe pasó el viaje con su inseparable iPod junto a unos altavoces con los que estuvo animando a todos.
Los periodistas comentan incluso que hubo una guerra de almohadas y que la tripulación de Iberia se vio desbordada con tanta fiesta y celebración.
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