La selección española hizo ayer su peor partido del mundial en cuanto a juego combinativo, sin embargo, fue el partido en el que más lució el oficio y el esfuerzo de los internacionales. España aguantó el tipo mientras duraba la tormenta, porque poco a poco la Chile que presionaba en todo el campo se fue echando hacia atrás, aunque seguían presionando hasta la extenuación.
Esa presión que ejercía Chile evitó el toque clásico de los españoles, por ello cada vez que la tocaba uno de los nuestros enviaba un balón largo hacia adelante en busca de un Torres que todavía no está en forma o un Villa que no las lograba controlar siempre. En una de esas llegó el gol, también por culpa del portero chileno. Ese gol tuvo un valor doble porque hacía que la selección se fortaleciera mentalmente.
Esa fue la dinámica durante buena parte del partido. Sin embargo, cada vez que la cogía Iniesta se veía algo diferente. A falta de poder combinar con Xavi o Xabi, o con Busquets, Iniesta se puso el traje de estrella y se puso a dirigir cada vez que cogía la pelota, que tampoco eran muchas. Así vino el gol, se apoyó en los que tenía delante y marcó el segundo.
Iniesta, Silva y Torres
La presencia de Iniesta se vio ayer que debe ser innegociable. Y más en estos partidos que estamos viendo a un Torres muy apagado, más allá de que marque goles o no (en la Euro marcó un gol hasta la final, sin embargo, ayudaba en todo), no se le ve activo, simplemente porque sale de lesión y uno de sus puntos fuertes es la punta de velocidad, y eso sólo se da con buen físico.
Iniesta y Cesc también salen de lesión pero en ellos el físico es menos importante que en Torres, en ellos prevalece el talento del pase, su velocidad está en la cabeza, y de ahí baja a las piernas. Ayer salió Cesc en el segundo tiempo y dio otro aire al equipo, los pases ya parecían más claros.
Otro que debe jugar es Silva aunque parece que no cabe si Del Bosque sigue jugando con la pareja Alonso-Busquets, algo que hoy parece imposible por muchas críticas que le lluevan al seleccionador, muchas de ellas injustificadas, porque ambos tienen un carácter ofensivo que les permite seguir el ritmo de pases.
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